sábado, 24 de mayo de 2014

Oración a Santa Greta

Hospital, sala de espera. Hombre de edad media espera a ser pasado a cirugía, suda, nervioso, prende la grabadora que trae en la mano)


Allá el suero, acá el silencio que gotea y  la camilla con mi cuerpo, en el centro expuesto, casi palpitando: mi sexo, rosado, descarnado. Babeo cada pensamiento y la sala se va dilatando, las baldosas expanden, todas amorfas, casi son una boca con millares de dientes que se burla de la condición de un tal Felipe Rosas Toro, eso dice la tablilla preliminar a mis pies, supongo que será el nombre del próximo cadáver, igual ya iba muerto. ¿Y sí hoy me llamo Greta? ¡Como deseo esto!  (Tiembla saliendo de la ilusión, pausa, sonríe)¡Santa Greta de las vaginas deseadas y jamás concedidas!(Pausa)Me molesta la gente, siempre suponen jugar a la ruleta con los nombres, todo es fortuito, alegórico, ruin, casi nadie nombra a otro con convicción, es más ¿por qué mierdas uno no escoge el nombre?. Sé que mi madre me parió pero ¿qué iba saber ella de lo que soy yo?. Mi nombre, mi casa, mi obituario. G-R-E-T-A, (se saborea) Lo repito tantas veces que se mengua, parecido a cuando se ora, se aplasta, se convierte en imperceptible como si hubiese estado ahí siempre. (Pausa la grabadora, tose, reanuda la grabación)Aún no amanece y siendo honesta no quiero mirar el reloj, es agradable la sensación de no saber a qué horas se muere, me hace sentir como sí no se planease nada y llegara súbita, milagrosamente (Ríe) No voy a sangrar más de esta noche, nadie lo supo, nadie lo sabe, sí, lo sabrán, lloverá y todos seremos inocentes, libres de escupir al mundo, de cultivar de nuevo la inocencia, de dejar de taladrar pregones y culpas en las frentes de infantes vejados… cuando soy él sigo pesado, arrastrando los pies, gritando desde las fauces del estomago, me hago pequeño y le suplico al Cristo de la pared, lo juró le supliqué pero el sólo tenía la cabeza gacha y miraba a otro lado, me rechazó, no me salvó, le asqueé. La catequesis sólo es otro torneo de caza. Nunca me confesé porque para él no fue pecado.  Muérdome la lengua, anacrónica manera de huir. Seré bastante piadosa, la autoflagelación lleva a la redención. Otros empiezan por los tacones, las hormonas, es mejor arrancar el problema de raíz, “quiero unos labios finos, dignos de ser besados”, le diré al médico antes de perder la conciencia. ¡Ábranse las bocas que morderé, quién no me sujete perderá el tiempo!. (Pausa) ¿Cuánto más tengo que esperar? ¿Nadie entiende la apabullante necesidad de mutar? Continúa el frenesí de camillas, danzan por doquier, no las veo pero las escucho y sé que otros me tomaron ya ventaja, que ya migraron al sur de la existencia, ¿cuánto más tengo que esperar? ¡Nace ya fulminante hembra! Germina histérica y brutal, devora las rosas, el toro y por supuesto a Felipe, que no quede experiencia humana más que tus inglés reparadas… (Llaman a Felipe para conducirlo a cirugía)(Pausa) Amén. (Apaga la grabadora, suspira, se santigua y sale).

domingo, 18 de mayo de 2014

Necesito hacer el amor...

Quisiera hacer el amor, sin la necesidad de ser invadida, sin las ganas de lavarme después de que te has ido, sin el deseo post - sexo de exiliarte de mi cama, mis sábanas, mi piel, mi lado, sin pecado, sin tantas mentiras tratadas, ni artilugios ni estratagemas, sin desdibujarme, sin sentirme tu envase, sin reflexionar tanto; tal vez simple. mirando a los ojos, queriendo, no sé queriendo ser qué, ¿con la necesidad de entregarme?sí quizás sin la necesidad de sorprenderte, mejor sorprenderme, sin sentirme después territorio conquistado, explorado y nunca más solicitado, necesito que mi lujuria tenga una sensación parecida a la del niño comiendo helado, el perro corriendo, la risa del anciano sin dientes, más inocente, menos pragmática, no es la soledad, no, es la razón y a razón de que ha sido angustiante, agotadora, censurante, demandante, misoginia, vacía, lineal, inconexa, falsa, fatídica, previsible, necesito hacer el amor.

jueves, 1 de mayo de 2014

Dora

Tarde caliente, guayacán de flores en las raíces, la puerta abierta de par en par, yo en las escaleras sentada y la perra conmigo, ambas miramos a la nada. Miro el jardín, la flor del cayeno se va cerrando, viene la noche, viene la sinfónica de la abuela: el puchero que herve, las arepas que amasa, el chocolate que se le riega, porque nunca pudo hacer uno sin que quedara en el fogón una taza. Se sienta, nos sentamos, acaricio a la perra, oré niña, me dice, oré y agradezca, no se precipitó y yo soy más rápida, ya tengo hasta los premolares la arepa, excepto el incisivo, que se me cayó ayer jugando cuerda. Ella me dijo que anoche el ratón me dejó el par de pesos, yo sé que no, yo soy más rápida, yo sé que fue ella; pero no le digo nada porque sé que ambas nos gusta el sabor de esas mentiras, aunque mentir esta mal pero se puede curar con las oraciones después de la cena.

Mujer se mira en un espejo

(Mujer se mira en un espejo. Ella, la mujer y ella, el reflejo conversan.)

Ella: -Las flores doradas de tus ojos caminan sobre mi piel, me acusan, ¿qué dicen?. Entre las pestañas el silencio, siempre he estado sorda a tus labios. ¿entiendes qué no soy una oreja? 

Ella: -Sí, siempre has sido tu pie izquierdo sin el dedo meñique, que se tambalea, que se vive yendo y no se va. 

Ella: -Sí algo brilla en tu cara es la incertidumbre, tienes ese gesto que incomoda. ¿Te acuerdas cuando caminabas en la calle, sobre los miserables intentos de tarde? Nos vimos en los charcos y te intentabas convencer que ese día valía la pena, que esa lluvia era tibia, abortando a la fuerza la alienación melancólica de los que viven en la urbe, detrás de sus abrigos grises, todos son grises, tú tratas de ser... ¿más amarilla?. Pero lo único que tienes amarillo son los dientes y ese huevo mal hecho tripas adentro. Pequeña Juana de Arco Post Moderna. ¿Hoy que te pondrás?, ¿saldrás?, ¿a dónde?, dime dónde vive tu esperanza y te diré porqué no duermes. 

Ella: - Alguien me dijo que la muerte baila vals.

Ella: - ¿quién? 

Ella: -La gata. 

Ella: -No te creo. 

Ella: -Bueno allá tú querida, pero ayer quedamos de vernos después de que una llanta le pegara una arrastradita, eso dijo. A veces pienso que todos necesitamos morir un ratico, estamos tan vivos, que vivir ya ni es verbo.

(Pausa)

Ella: -¿Qué quieres de mi querida? Soy sólo tu reflejo al otro lado, la antitesis de tu imagen. Quisiera saber dibujar para pintarte la angustia que se te asoma por las fosas nasales, pero no tengo manos y sí lloras mis lágrimas son secas.

Ella: -¿Puedo venir mañana?

Ella: -Nunca te has ido.

Ella: - ¿Nunca?

Ella: -Jamás. Bueno, una vez. Cuando morimos, ¿o moriste?. Ya ni sé. Desde entonces estamos así, una enfrente de la otra, en la mitad del marco, no sé dónde empiezas y dónde termino; y siendo sincera no recuerdo quién era volumen y quién era replica. 

Ella: -Ah, sí, empiezo a recordar, estaba cruzando la avenida, miré hacía arriba y luego vino la llanta. La gata. Nunca regresamos a hablar. Era la última. (Ríe) ¿sabes que me gusta?... que estamos.

Ella: -Buenas noches.

Ella: -¿Podemos jugar a que olvidamos?

Ella: -Vale. Buenas...