
Allá el suero, acá el silencio
que gotea y la camilla con mi cuerpo, en
el centro expuesto, casi palpitando: mi sexo, rosado, descarnado. Babeo cada
pensamiento y la sala se va dilatando, las baldosas expanden, todas amorfas,
casi son una boca con millares de dientes que se burla de la condición de un
tal Felipe Rosas Toro, eso dice la tablilla preliminar a mis pies, supongo que
será el nombre del próximo cadáver, igual ya iba muerto. ¿Y sí hoy me llamo
Greta? ¡Como deseo esto! (Tiembla
saliendo de la ilusión, pausa, sonríe)¡Santa Greta de las vaginas deseadas y
jamás concedidas!(Pausa)Me molesta la gente, siempre suponen jugar a la ruleta
con los nombres, todo es fortuito, alegórico, ruin, casi nadie nombra a otro
con convicción, es más ¿por qué mierdas uno no escoge el nombre?. Sé que mi
madre me parió pero ¿qué iba saber ella de lo que soy yo?. Mi nombre, mi casa,
mi obituario. G-R-E-T-A, (se saborea) Lo repito tantas veces que se mengua,
parecido a cuando se ora, se aplasta, se convierte en imperceptible como si
hubiese estado ahí siempre. (Pausa la grabadora, tose, reanuda la grabación)Aún
no amanece y siendo honesta no quiero mirar el reloj, es agradable la sensación
de no saber a qué horas se muere, me hace sentir como sí no se planease nada y
llegara súbita, milagrosamente (Ríe) No voy a sangrar más de esta noche, nadie
lo supo, nadie lo sabe, sí, lo sabrán, lloverá y todos seremos inocentes,
libres de escupir al mundo, de cultivar de nuevo la inocencia, de dejar de
taladrar pregones y culpas en las frentes de infantes vejados… cuando soy él
sigo pesado, arrastrando los pies, gritando desde las fauces del estomago, me
hago pequeño y le suplico al Cristo de la pared, lo juró le supliqué pero el
sólo tenía la cabeza gacha y miraba a otro lado, me rechazó, no me salvó, le
asqueé. La catequesis sólo es otro torneo de caza. Nunca me confesé porque para
él no fue pecado. Muérdome la lengua,
anacrónica manera de huir. Seré bastante piadosa, la autoflagelación lleva a la
redención. Otros empiezan por los tacones, las hormonas, es mejor arrancar el
problema de raíz, “quiero unos labios finos, dignos de ser besados”, le diré al
médico antes de perder la conciencia. ¡Ábranse las bocas que morderé, quién no
me sujete perderá el tiempo!. (Pausa) ¿Cuánto más tengo que esperar? ¿Nadie
entiende la apabullante necesidad de mutar? Continúa el frenesí de camillas,
danzan por doquier, no las veo pero las escucho y sé que otros me tomaron ya
ventaja, que ya migraron al sur de la existencia, ¿cuánto más tengo que
esperar? ¡Nace ya fulminante hembra! Germina histérica y brutal, devora las
rosas, el toro y por supuesto a Felipe, que no quede experiencia humana más que
tus inglés reparadas… (Llaman a Felipe para conducirlo a cirugía)(Pausa) Amén.
(Apaga la grabadora, suspira, se santigua y sale).